Por Gabriel García Julio 18, 2024
Un estudio reciente sugiere que las drogas con efectos psicodélicos, como la psilocibina, LSD, MDMA y cannabis, podrían ayudar a proteger el cerebro de algunos aspectos del envejecimiento. La encuesta, que incluyó a 3,294 adultos estadounidenses de entre 42 y 92 años, encontró que aquellos que reportaron haber usado algún tipo de alucinógeno en el último año mostraron menos síntomas depresivos y mejoras en funciones cerebrales de orden superior.
Hallazgos Clave del Estudio
Los usuarios de psicodélicos obtuvieron mejores puntuaciones en pruebas telefónicas que evaluaban razonamiento inductivo, fluidez verbal, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, cambio de atención y control inhibitorio. Sin embargo, no se observaron mejoras en la memoria episódica, que almacena y recupera eventos cotidianos y a menudo se ve afectada por la demencia.
Aunque los resultados son observacionales y no pueden determinar causa y efecto, los gerontólogos Kallol Kumar Bhattacharyya de la Universidad Estatal de Utah y Kaeleigh Fearn de la Universidad del Sur de Florida consideran que hay razones para seguir investigando. “Los gobiernos federal y estatal deberían despenalizar los psicodélicos para que la investigación pueda llevarse a cabo de manera que asegure fiabilidad y validez”, concluyen los investigadores.
Potencial Terapéutico de los Psicodélicos
Los psicodélicos han despertado un interés científico creciente en todo el mundo, después de que varios ensayos clínicos demostraran su potencial terapéutico para tratar trastornos neuropsiquiátricos como la ansiedad, la depresión o el estrés postraumático. Algunas de las drogas con resultados más prometedores incluyen psilocibina, LSD, ketamina y MDMA.
A pesar del aumento en los ensayos clínicos, estos estudios raramente incluyen a pacientes mayores, una omisión significativa dado que la edad adulta mayor a menudo se asocia con disminuciones en la función ejecutiva y trastornos del estado de ánimo. Estudios recientes sugieren que los psicodélicos pueden mejorar la creatividad y la función cerebral ejecutiva incluso en dosis pequeñas.
La Necesidad de Más Investigación
Bhattacharyya y Fearn argumentan que se necesita más investigación longitudinal, incluyendo muestras clínicas y comunitarias, para utilizar los psicodélicos como una terapia alternativa en las funciones cognitivas de la vejez. Otros científicos también están de acuerdo en que se deben considerar las terapias asistidas por psicodélicos para adultos mayores, aunque se necesitarán ensayos rigurosos y a largo plazo para probar la seguridad y eficacia de este enfoque antes de que pueda convertirse en una herramienta clínica establecida.
Riesgos y Precauciones
Si bien algunos alucinógenos pueden impactar el sistema cardiovascular, causar viajes ‘malos’ o representar riesgos para personas con trastornos de personalidad, es crucial proceder con precaución. Al mismo tiempo, el declive cognitivo y la demencia son amenazas significativas para los humanos mayores en todo el mundo, y hay pocos tratamientos disponibles para prevenirlos.
La investigación adicional sobre psicodélicos podría guiar a los investigadores de drogas en la dirección correcta, incluso si las sustancias no resultan ser herramientas clínicas útiles por sí mismas. Por ejemplo, Bhattacharyya y Fearn sugieren que los psicodélicos podrían no impactar tanto la memoria episódica porque la función ejecutiva está más integrada en el proceso de envejecimiento.
Posibles Beneficios a Largo Plazo
Psilocibina, LSD, MDMA y otros psicodélicos parecen estimular nuevas conexiones entre neuronas e incluso podrían reparar conexiones rotas. En ensayos clínicos iniciales, estos alucinógenos han mostrado ser útiles en el tratamiento de la depresión, el estrés y los trastornos de ansiedad, todos los cuales pueden estar asociados con un deterioro cognitivo leve. Tal vez las drogas alivien de alguna manera el ‘estrés’ emocional del cerebro, permitiéndole funcionar mejor en general.
Si los psicodélicos realmente tienen efectos duraderos en el estado de ánimo y el bienestar, su uso controlado y cuidadosamente monitoreado entre individuos mayores en un entorno terapéutico podría cambiar vidas.
Este estudio ha sido publicado en Gerontology and Geriatric Medicine.
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