Por Gabriel García Enero 12, 2024
Los psicodélicos son sustancias que alteran la percepción, la conciencia y el estado de ánimo, provocando experiencias sensoriales intensas y a veces alucinaciones. Algunos de los psicodélicos más conocidos son el LSD, la psilocibina (presente en las setas mágicas), el DMT (componente de la ayahuasca) y la mescalina (extraída de algunos cactus).
Estas sustancias han sido utilizadas durante siglos por diversas culturas indígenas con fines rituales, espirituales y terapéuticos. Sin embargo, su uso en Occidente se ha visto limitado por su prohibición legal y su estigma social, asociándolos a la contracultura hippie de los años 60 y 70.
No obstante, en las últimas décadas se ha producido un resurgimiento del interés científico y médico por los psicodélicos, debido a su potencial para tratar diversos trastornos mentales que no responden bien a los tratamientos convencionales, como la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático, las adicciones o los trastornos obsesivo-compulsivos.
¿Cómo actúan los psicodélicos en el cerebro?
Los psicodélicos actúan principalmente sobre los receptores de serotonina, un neurotransmisor implicado en la regulación del ánimo, el sueño, el apetito y la cognición. Al estimular estos receptores, los psicodélicos provocan cambios en la actividad cerebral, aumentando la comunicación entre regiones que normalmente están poco conectadas y disminuyendo la actividad del sistema nervioso autónomo, que controla las respuestas de estrés.
Estos cambios pueden facilitar una mayor introspección, una sensación de conexión con uno mismo, con los demás y con el entorno, una mayor apertura emocional y cognitiva, y una reducción de los pensamientos negativos y rígidos. Además, los psicodélicos pueden inducir experiencias místicas o espirituales que pueden tener un impacto positivo en el bienestar psicológico.
¿Qué evidencia hay de los efectos terapéuticos de los psicodélicos?
Aunque la investigación sobre los psicodélicos todavía es limitada y se enfrenta a numerosos obstáculos legales y éticos, los estudios realizados hasta la fecha han mostrado resultados prometedores.
Por ejemplo, se ha demostrado que una sola dosis de psilocibina puede reducir significativamente los síntomas de depresión resistente al tratamiento durante meses, incluso en pacientes que no han respondido a otros fármacos o terapias. Asimismo, se ha observado que el LSD puede mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida de pacientes con enfermedades terminales o crónicas, aliviando su ansiedad y su miedo a la muerte.
Otro caso interesante es el del DMT, el principal componente de la ayahuasca, una bebida sagrada utilizada por los pueblos amazónicos. Se ha comprobado que el DMT puede tener efectos beneficiosos en el tratamiento de las adicciones al alcohol, al tabaco o a la cocaína, al reducir el deseo de consumir estas sustancias y aumentar la motivación para cambiar. Además, el DMT puede ayudar a superar traumas emocionales al facilitar el procesamiento y la integración de los recuerdos dolorosos.
¿Qué implica la terapia asistida por psicodélicos?
La terapia asistida por psicodélicos no consiste simplemente en administrar una sustancia alucinógena a un paciente. Se trata de un proceso cuidadosamente diseñado que implica varias sesiones de preparación, administración y seguimiento.
En la sesión de preparación, el terapeuta informa al paciente sobre los efectos esperados de la sustancia, le ayuda a establecer sus objetivos y expectativas, y le proporciona pautas para afrontar posibles dificultades o experiencias desagradables durante el viaje.
En la sesión de administración, el paciente recibe una dosis controlada de la sustancia en un entorno seguro y confortable, bajo la supervisión del terapeuta. El paciente suele llevar unos auriculares con música relajante y una venda en los ojos para favorecer la introspección. El terapeuta le acompaña durante toda la experiencia, ofreciéndole apoyo emocional y orientación si es necesario.
En la sesión de seguimiento, el terapeuta ayuda al paciente a integrar lo vivido durante el viaje, facilitando la reflexión y la comprensión de las experiencias, los sentimientos y los significados que emergieron. El terapeuta también evalúa los cambios producidos en el paciente y le proporciona herramientas para mantenerlos en el tiempo.
¿Qué desafíos y oportunidades presenta la terapia psicodélica?
La terapia psicodélica es una modalidad innovadora y prometedora que puede ofrecer una nueva esperanza a millones de personas que sufren trastornos mentales que no encuentran alivio con los tratamientos convencionales. Sin embargo, también plantea una serie de desafíos y oportunidades que requieren una mayor investigación y regulación.
Por un lado, es necesario realizar más estudios con muestras más amplias y diversas, con controles rigurosos y con seguimientos a largo plazo, para confirmar la eficacia y la seguridad de los psicodélicos en diferentes poblaciones y condiciones. Asimismo, es importante identificar los mecanismos neurobiológicos y psicológicos que subyacen a los efectos terapéuticos de los psicodélicos, así como los factores que pueden influir en su respuesta, como la dosis, el contexto o las características personales del paciente.
Por otro lado, es imprescindible establecer un marco legal y ético que regule el uso médico de los psicodélicos, garantizando su acceso a las personas que lo necesitan, evitando su abuso o mal uso, y respetando los derechos y la autonomía de los pacientes. Además, es fundamental cambiar la percepción social de los psicodélicos, superando los prejuicios y los estigmas que los rodean, y reconociendo su valor terapéutico y cultural.
¿Qué papel juega la inversión en este campo?
Para que la terapia psicodélica pueda avanzar y consolidarse como una opción válida y accesible para mejorar la salud mental de las personas, es necesario contar con el apoyo financiero de inversores públicos y privados que apuesten por este campo emergente.
La inversión en la investigación y el desarrollo de los psicodélicos puede tener un gran impacto social y económico, al contribuir a reducir el sufrimiento humano, a mejorar la calidad de vida de las personas, a disminuir los costes sanitarios asociados a los trastornos mentales, y a generar nuevos conocimientos científicos y médicos.
Un ejemplo reciente de esta inversión es el realizado por ATAI Life Sciences , una empresa biotecnológica dedicada al desarrollo de tratamientos innovadores para las enfermedades mentales. ATAI ha anunciado una inversión de 50 millones de dólares en Beckley Psytech , una empresa que se centra en el desarrollo de psicodélicos sintéticos basados en la psilocibina para tratar diversas condiciones neuropsiquiátricas.
Esta inversión permitirá a Beckley Psytech avanzar en sus ensayos clínicos con psilocibina para tratar el síndrome de SUNCT , un tipo raro y extremadamente doloroso de cefalea en racimos , así como explorar otras indicaciones potenciales para esta sustancia. Además, esta inversión facilitará la colaboración entre ambas empresas para desarrollar nuevos compuestos psicodélicos con propiedades mejoradas.
Esta noticia es una muestra del creciente interés e inversión en el campo de la terapia psicodélica, que puede suponer un gran avance para la salud mental global.
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