Por Gabriel García Abril 12, 2023
Las drogas psicodélicas se han convertido en un tema de creciente interés en los últimos años debido a sus posibles beneficios terapéuticos en el tratamiento de una serie de enfermedades mentales. Sin embargo, como ocurre con cualquier droga, su consumo conlleva riesgos. En este artículo exploraremos los riesgos de las drogas psicodélicas y las consideraciones de seguridad que deben tenerse en cuenta.
Como nos cuenta Antón Gómez-Escolar en la Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico, los riesgos de las drogas psicodélicas dependen de diversas variables. Entre ellas, el tipo de sustancia, la dosis, la frecuencia, la pureza, las adulteraciones, la vía de administración, el estado de salud física y mental del usuario, el estado psicológico y emocional, la intención, la tolerancia, las combinaciones con otras drogas, el contexto social, la situación legal, las actividades de riesgo y la conducción. Estos riesgos pueden reducirse, pero nunca eliminarse por completo.
Diferentes categorías de drogas psicodélicas
Las sustancias psicodélicas pueden clasificarse en función de su perfil. Las hay con perfil estimulante, como DOC, DOM, DOI y 25i-NBOMe, que combinan riesgos psicodélicos y estimulantes. Por otro lado, están los psicodélicos “puros” o “clásicos” como el LSD, la psilocibina y el DMT, que tienen una toxicidad muy baja, incluso a dosis elevadas, y en la mayoría de los casos no se han registrado muertes por sobredosis en la literatura médica.
Riesgos psicológicos de las drogas psicodélicas
El principal riesgo asociado a las experiencias psicodélicas es psicológico. Los usuarios pueden tener una experiencia difícil o un “mal viaje”, que puede provocar una reacción psicótica en personas con predisposición. Sin embargo, la probabilidad de tener un mal viaje es baja y podría minimizarse en gran medida con un set y un setting. Las dificultades psicológicas duraderas derivadas de una experiencia de este tipo son muy poco frecuentes, pero pueden producirse si la sustancia se toma sin experiencia previa, en entornos muy incontrolados, sin una preparación adecuada del usuario y de su contexto (set y setting).
Fuente de la imagen: nytimes.com
Riesgos físicos de las drogas psicodélicas
La seguridad física y fisiológica no suele ser motivo de preocupación más allá de las posibles náuseas o vómitos, a menos que la persona conduzca, se caiga o realice alguna otra actividad físicamente peligrosa. En cualquier caso, las personas con antecedentes de enfermedades cardiovasculares deberían abstenerse de consumir drogas psicodélicas, ya que las sustancias con efectos psicodélicos pueden amplificar los estados mentales.
Reducir los riesgos de las drogas psicodélicas
Para minimizar los riesgos asociados a las drogas psicodélicas, es importante tener en cuenta ciertas consideraciones de seguridad. Entre ellas, utilizarlas en entornos clínicos controlados con la supervisión profesional adecuada, evitar el uso de psicodélicos en personas con psicosis, bipolaridad o trastornos psicóticos conocidos, o personas con antecedentes familiares de estos problemas mentales. Además, consumirlas en un entorno y con una mentalidad positiva, en contextos cómodos y seguros, y con compañeros de confianza también puede minimizar los riesgos.
Las drogas psicodélicas pueden ser una herramienta poderosa para el crecimiento personal y con fines terapéuticos, pero también conllevan riesgos. Es importante tener en cuenta las consideraciones de seguridad para minimizar los riesgos asociados a su consumo. Al hacerlo, los usuarios pueden tener una experiencia positiva y transformadora sin ponerse en peligro. Si estás interesado en conocer cómo estas sustancias pueden ayudar a mejorar tu salud mental, además de la Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico de Antón Gómez-Escolar, te recomendamos Psicodélicos y Salud Mental, de Irene de Caso y Tu Cerebro con Psicodélicos, de Genís Oña, donde aprenderás las claves de los efectos de los psicodélicos, capaces de producir cambios significativos en los procesos de percepción, pensamiento y conciencia. El libro, además, incluye un prólogo escrito por una de las mayores eminencias en este campo, José Carlos Bouso, director científico de ICEERS.
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