Por Gabriel García Agosto 11, 2022
La DMT, (en inglés dimethytriptamine), es un compuesto psicoactivo natural de la clase de los alucinógenos, presente en cantidades variables en muchas plantas, como por ejemplo mimosas, acacias, mimosas o chacrunas. Se pueden incluso encontrar trazas de DMT también presentes en organismos de algunos mamíferos, aunque aún se desconoce su función en nuestro. La DMT pertenece a la familia química de las triptaminas y es un compuesto muy simple, muy similar al triptófano (un aminoácido común en la dieta). Al igual que otras sustancias psicodélicas que ya hemos visto en artículos anteriores, como la LSD, actúa sobre los receptores nerviosos de serotonina.
Antón Gómez-Escolar nos cuenta en su libro Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico sobre la historia de esta sustancia que, aunque se desconoce su papel fisiológico, la DMT se ha usado desde hace siglos con fines ritualistas, religiosos y terapéuticos en muchas comunidades de Latino Ámerica como parte de la ayahuasca.
Aunque el uso de DMT en los países occidentales ha estado asociado con un contexto recreativo (particularmente en forma de cristales puros y vaporizados de DMT), la tradición del uso con fines rituales, espirituales y terapéuticos comienza a trasladarse a nuestra cultura, haciendo que, a día de hoy, el uso de esta sustancia en contextos recreativos o no ceremoniales sea prácticamente inexistente.
Por otro lado, cada vez es mayor la investigación sobre su potencial terapéutico, con estudios sobre su uso para el tratamiento de la depresión, la ansiedad o las adicciones.
Pero ¿qué efecto tiene la DMT sobre tu cerebro?
Tal y como nos cuenta Antón Gómez-Escolar en la Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico (pp. 224-225), ya sea al vapor o de manera oral, la DMT llega al torrente sanguíneo y cruza la barrera hematoencefálica para llegar al cerebro, donde ejerce efectos farmacológicos al unirse a los receptores del neurotransmisor serotonina 5-HT2a, así como a los receptores 5-HT1a y 5-HT1a.
Se ha especulado mucho sobre si la DMT que produce nuestro cuerpo tiene una función específica, y hay teorías que lo relacionan con sueños o experiencias cercanas a la muerte, pero sobre el tema hay mucha especulación pero aún poca certeza.
Los efectos de esta sustancia varían. Por un lado, si la persona está en estado de trance, acostada con los ojos cerrados y sin interactuar mucho con el entorno, experimenta un paisaje de imágenes intensas, hasta el punto de dar la impresión de un viaje espacial a través de galaxias y encuentros con otras “entidades”.
Los cuadros del afamado pintor Alex Grey son una buena aproximación a los efectos visuales de la ayahuasca.
Por el contrario, la experiencia de la ayahuasca oral es similar a la de la psilocibina, excepto por una tendencia a más náuseas y una diferencia en la intensidad y duración de los efectos. El entorno ceremonial en el que se consume ayahuasca también le da a la experiencia una imaginación espacial.
Puedes leer mas información sobre el tema en la Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico, de Antón Gómez-Escolar. A su vez, te recomendamos Psicodélicos y Salud Mental, de Irene de Caso y Tu Cerebro con Psicodélicos, de Genís Oña, donde aprenderás las claves de los efectos de los psicodélicos, capaces de producir cambios significativos en los procesos de percepción, pensamiento y conciencia. El libro, además, incluye un prólogo escrito por una de las mayores eminencias en este campo, José Carlos Bouso, director científico de ICEERS.
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