Por Gabriel García Julio 6, 2022
Cómo nos cuenta Antón Gómez-Escolar en su Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico, a lo largo de la historia, los hongos con psilocibina han tenido diversos usos religiosos, rituales y chamanísticos. En la actualidad, su uso puede estar asociado a contextos recreativos, espirituales, de auto-conocimiento y, en el plano terapéutico, se investiga para el tratamiento de la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, las adicciones, el trastorno obsesivo-compulsivo, etc.
Pero, ¿cómo actúa la psilocibina exactamente en nuestro cerebro?
Antón Gómez-Escolar responde a esta pregunta en su libro, del que se extrae la información de este artículo. Los efectos comienzan después de ingerirse las setas o trufas (siendo estas últimas una de las sustancias psicodélicas legales bajo determinadas circunstancias). Estos varían en función de distintas circunstancias, como el contexto en el que se encuentra la persona que se encuentra bajo los efectos de la psilocibina, o la dosis ingerida. Los efectos psicológicos mas característicos son, en esencia, cambios en las percepciones sensoriales, la cognición y la consciencia.
Estos cambios pueden manifestarse de forma visual. Esto se traduce en una percepción más intensa de los colores, movimientos en elementos estáticos que rodean al consumidor, visiones caleidoscopicas con los ojos cerrados, hormigueos, sensaciones térmicas o distorsiones en las formas. Otro efecto es la sinestesia, que se traduce en la mezcla de los sentidos (oler colores o ver sonidos), y alteraciones auditivas que pueden suponer un incremento en la apreciación de la música y los sonidos.
Estas alteraciones suelen ser percibidas generalmente como positivas, pudiendo ser en determinados momentos negativas. Esta segmentación en etapas es el motivo de que a la experiencia de consumo de psilocibina se le denomine “viaje”.
El efecto de disolución de los limites personal y del ego, y sensaciones de tipo oceánico, que suelen ser vividas con gran paz y trascendencia, pueden llegar a ser de fin terapéutico si están guiadas por un especialista.
Pero, ¿qué ocurre en nuestro cerebro para que se produzcan estos efectos?
Como nos cuenta Antón Gómez-Escolar, cuando la psilocibina es absorbida por el estomago, llega a la sangre y comienza a convertirse en psilocina, la responsable de los efectos psicoactivos, mediante la desfosforilación.
Estos efectos se producen una vez la psilocina llega al cerebro y activa los neurorreceptores de serotonina 5-HT2a y 5-HT1a, como es común en la mayoría de psicodélicos. A nivel físico, esta reacción se muestra con la dilatación de las pupilas y un leve aumento de la tensión, especialmente en dosis elevadas, aunque este aumento suele ir ligado a las experiencias que esté viviendo la persona que se encuentra bajo los efectos de la psilocibina.
Por otro lado, la actividad de la amígdala, centro del cerebro relacionado con el miedo, puede registrar una reducción en su actividad, y por tanto inducir un sesgo positivo en la percepción de nosotros mismos y nuestro entorno.
Pero también puede tener efectos contraproducentes, como producir una sensación de cansancio físico que invita menos al movimiento o a la exploración que otras sustancias psicodélicas.
Si estás interesado en conocer más sobre cómo actua esta y otra sustancias en tu cerebro, además de la Guía Esencial del Renacimiento Psicodélico, te recomendamos Tu Cerebro con Psicodélicos, de Genís Oña. Con esta guía aprenderás las claves de los efectos de los psicodélicos, capaces de producir cambios significativos en los procesos de percepción, pensamiento y conciencia. El libro, además, incluye un prólogo escrito por una de la mayores eminencias en este campo, José Carlos Bouso, director científico de ICEERS.
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